domingo, 18 de febrero de 2018

45e Festival International de la Bande Dessinée d'Angoulême



Mi valoración breve (que luego no lo será tanto) de mi paso por este evento por la patria de la Bande Dessinée de la mano del Groupe Paquet para las dedicatorias del cómic Cazador de Sonrisas en su versión francesa (Le Chasseur de Sourires).

Empiezo por lo peor, que ha sido aguantar del tirón más de 60 horas sin dormir (sólo 3 e interrumpidas por las risas inconfundibles del maestro Tony Sandoval que volvía contento de una de sus raids nocturnas por Angoulême). Sin rencor, Tony, pero de noche te quiero a prudencial distancia. Y la pareja de la habitación de al lado del hotel de San Sebastián, que me dieron mucha envidia orgásmica (¡qué manera de copular y cuánto rato, qué aguante y que gemidos, ni pagados!).

Lo mejor, encontrarse con gente fenomenal. Empiezo con mi editora favorita, Yolanda Dib, que tuvo que hacer de niñera por mi absoluta incompetencia para los idiomas y que estuvo al tanto de todo. A mi editor favorito, Guillermo Flascinder se le echó de menos y seguro que hubiese disfrutado a calzón quitado en este magno evento, pero no puedo venir.

La gente a la que coincidí, empezando por mi querido Andres Fernando Carrasco, al que me alegró muchísimo ver; a Silvia Sevilla y Félix López de Tebeosfera al que sólo conocía de manera epistolar; a Juan Miguel, un fanático de las dedicatorias con el que coincido hasta en el infierno y que es muy majo; a Carles Ponsí, que tiene nuevos proyectos muy interesantes y es la leche; a Victor Araque y Rocío Estepa, a los que sólo conocía tangencialmente por Grafito Editorial y la época de los concursos de cómic, estupenda pareja; a Félix Vega, al que reconocí de inmediato por su estilo y que me develó sus secretos de trabajo (¡es analógico como yo! pero increíblemente mejor y más listo); a Enrique Sánchez Abuli, al que me presentó Félix y que tarde en caer en la cuenta de que era ¡¡¡Enrique Sánchez Abuli!!! así de bobo soy; a Javier Marquina, que flipaba como yo con el ambientazo y glamour del Festival; y seguro que me dejo a alguien porque tengo memoria de pez.

A la gente que conocí como a Lourdes Navarro, a la que recomiendo encarecidamente que sigan; qué decir del genial Tony Sandoval; a los miembros del Groupe Paquet, Pierre Paquet, el master & commander del sello y por el que acudí al Festival; Hélène Bigot, siempre atenta y eficiente (y muy delgada); Miguel Casas, al que sólo conocía epistolarmente; a Pol Beauté, que parecía muy simpático; a Caroline Paraggio, que siempre me hablaba en inglés ¿? y que me volvió a recordar mis eternos cánones estéticos (¡ay, y de la que no me pude despedir porque no la encontré por más que la busqué!); y vuelvo a dejarme a muchos de los integrantes del grupo.

Y a más gente que conocí y que siempre llevaré en mi corazoncito, como a Sofía por su contagiosa y espontánea risa; a Leticia, una joven artista con la que compartí el miedo a ser arrollado por un camión en medio de la nada, a oscuras, buscando el autobús nº 1 que nos llevase al centro de Angoulême; a Rebeka, a la que asusté sin quererlo y que algún día compensaré; a la pareja de ALY FELL ART y al propio Aly que ha conseguido un pelotazo con su primer cómic; y vuelvo a dejarme a un montonazo de gente maravillosa, pero que me perdonen, porque tengo mucha edad y se me va.

FIN


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